Licenciado Andrés Manuel López Obrador:
Usted, como hombre educado,
inteligente, de ideales profundos y compromisos morales sabe que a veces se
gana y a veces se pierde. Pero sabe también que no es lo mismo ganar o perder
que ser un ganador o un perdedor. Usted ha hecho más cosas por México que nadie
desde las épocas de las construcciones institucionales del País. Usted ha
definido la identidad de México, le da ha dado un sentido y un proyecto. Esto a
pesar de que no sea el presidente de México. Usted es un ganador porque ha
unificado no sólo los corazones de los que creen en usted, sino de sus propios
enemigos, que queriendo o no, han descubierto que usted representa el futuro de
México, que usted es el símbolo de la grandeza mexicana. Quizá no se note a
simple vista, pero sus proyectos y su lucha germinan no sólo en los partidos
progresistas, sino también en los partidos conservadores como el PAN y el PRI,
e inclusive en los partidos de cascajo y cháchara como el PANAL y el PVEM.
Usted, a pesar de no haber ganado la presidencia de México –por las razones que
sean: el fraude del 2006; la campaña sucia y el lavado de cerebro del proyecto
Hancock–; usted, repito, es el referente de progreso, de libertades cívicas, de
democracia y de fraternidad,; aun cuando sus enemigos sonrían de satisfacción,
no se dan cuenta de que el germen de la democracia lo ha dejado a lo largo de
su carrera presidencial en México, incluyendo en ellos, que lo desprecian. Es
usted un triunfador, un ganador que ha ganado y ha perdido; perdió cuando en el
2006 subestimó a los poderosos y no dialogó con ellos como candidato; cuando
decidió, en lugar de aprovechar su enorme popularidad para generar
instituciones alternativas de movimientos sociales, decidió plantarse y abandonar
a una izquierda que sin usted no tiene referencia. Pero ganó, porque ha habido
un impresionante avance en la consciencia ciudadana, los jóvenes tienen un
interés que antes no tenían, se ha logrado el triunfo en Tabasco que es un
golpe fuerte al PRI y en Morelos; su proyecto crece del centro hacia el sur y
se expande, no sin las dificultades de una plutocracia y oligarquía que no
piensa en el país sino en el dinero. A pesar de ello, usted logró que hoy el
movimiento progresista, y las llamadas izquierdas sean el segundo grupo de
poder representativo en el país. Pero eso sólo es lo tangible: detrás de eso
está el germen revolucionario que ha sembrado. Un despertar que se percibe no
sólo entre las clases medias y pobres, sino también entre los ricos que
comienzan a entender que México puede vivir una democracia, alternar y
prosperar. Su lucha fue titánica: no sólo tuvo que enfrentar a un candidato
fabricado desde el 2005 con recursos ilimitados sino que además debió rehabilitar
una imagen de intolerancia que le persiguió después del fraude del 2006. Como
Ave Fénix resurgió de las cenizas para poderle dar nuevamente a las izquierdas
aquello que perdieron cuando usted dejó de dirigirlos y que se vio en las
elecciones intermedias. Hoy toma el control de dos gobiernos importantes y
reafirma el gobierno del Distrito Federal; hoy hace parte de la alternancia dos
Estados que históricamente han vivido la corrupción en su más alto nivel y con
marginación política increíble: Morelos y Tabasco. Usted debe reconocer que ha hecho
por México lo que no se había hecho en siglos. Lo que usted representa va más
allá de la farsa de una revolución malograda. Usted ha traído inteligencia y
crítica a un pueblo enajenado por la corrupción histórica.
Es
usted un ganador por su convicción social y política, por su familia –tuve la
fortuna de leer la carta que escribió su esposa para los medios escritos– y
resulta evidente que es una formidable mujer, tan fuerte y valiente como usted.
Lamento que aquellos sueños de desarrollo nacional no puedan llevarse a cabo.
Estoy convencido de que todo ello hubiese sido posible y a la larga nos pondría
en el lugar de grandeza que se merece México. Pero aun así, utilizando su
inteligencia, puede lograr que esos proyectos vean la luz y germinen hasta ser
fuertes. No permita que la frustración, que la corrupción, haga que nuevamente
abandone un proyecto que ha generado tanta riqueza política, intelectual y
social. Deseo de corazón que asuma su calidad intachable de líder social,
político y moral para continuar trabajando por México y con México. Hoy más que
nunca, México necesita a una persona de sus capacidades, vigilante y crítico.
Aproveche los logros que tiene para construir un movimiento progresista
perdurable y que no desaparezca entre protestas, descalificaciones y
desesperación. Sea como sea que haya ganado el PRI, la realidad es que nada lo
va a cambiar. México no necesita más sangre; ya Felipe Calderón nos ha regalado
más de 60 mil muertos, México no necesita más división, de eso ya se han
encargado los medios de comunicación corruptos y al servicio de un cada vez más
estrecho grupo de hombres poderosos. Lo invito a pensar en México para el
Mundo; en el Mundo para México; en nuestras comunidades indígenas, en nuestros
cinturones de miseria tan abundantes, en nuestra cada vez más miserable clase
media, en nuestro pequeños y medianos empresarios y también, por qué no, en
aquellos empresarios que han logrado llevar el nombre de México alrededor del
mundo.
Repito
que usted es el gran ganador de estas elecciones. Lo fue antes de que se
supieran los resultados. No va a ser presidente, por lo menos no en el 2012,
pero tiene frente a usted el poder que no tiene Carlos Slim, que no tiene Elba
Ester Gordillo, y que, ciertamente no tiene Peña Nieto. No lo desprecie por la frustración
de un fraude. Usted mejor que nadie sabe que México así ha funcionado por
siglos, pero también, sabe, que usted ha cambiado eso de manera significativa.
Y que lo que los mexicanos pensamos que era imposible, usted lo logró a pesar
de tener al cuarto poder en contra, a pesar de tener al gobierno en contra y a
pesar de los fantasmas de sus errores persiguiéndolo.
Usted es un
gran hombre, único, incomparable históricamente. Espero que sepa utilizar su
poder para hacer grande a México y no para dividirlo.